Hace días que vengo pensando en la idea de escribir sobre la autoexigencia ¿Qué me lleva a ello? Creo que verlo últimamente tanto en mis pacientes en terapia individual como grupal en Barcelona
¿Eres exigente contigo mismo/a?
Y entonces me viene la pregunta ¿de dónde viene nuestra propia auto exigencia? Pues probablemente de nuestra propia infancia.
Imaginaros a un niño pequeño el cual está aprendiendo a ser, a expresarle libremente, a querer ser aceptado en toda su totalidad tal y como es.
Sin embargo en muchas ocasiones el entorno no nos da aquello que queremos que nos de, como por ejemplo afecto, respeto, aceptación o reconocimiento; es ahí donde se forja nuestra propia auto-exigencia.
¿Te valoras por lo que haces o por lo que eres?
Este concepto para mí sería el no valer por quien y cómo eres, todo lo contrario ya que lo que recibimos son reproches.
Algunos de ellos pueden ser por ejemplo «si no eres bueno no te querré» o «sino haces esto que te pido eres malo» y aquí cada uno de vosotros poner la frase que queráis.
Como decía, aquí es donde se forma nuestra auto-exigencia y nuestro ego, que es aquello que creamos inconscientemente para poder ser aceptados y queridos por los que queremos.
Me estoy refiriendo principalmente a nuestros padres o figuras parentales; es entonces que con el paso del tiempo ese ego se vuelve funcional, forma parte ya de nosotros, se adapta y se amolda a las diferentes situaciones de nuestra vida.
Sin embargo nuestro ego y nuestra propia auto-exigencia nos causan mucho sufrimiento en nuestra vida tanto con nosotros mismos como en nuestras relaciones personales familiares y de pareja.
Pues no nos permite vivir en paz ni con nosotros ni con los que queremos, pues nos engañemos nuestra propia auto-exigencia también inevitablemente la volcamos hacía los demás sin remisión.
¿Aceptación u obligación, es una autoexigencia?
Hacer y ser son términos que en terapia son antagónicos o polares, pues si soy me permito SER y no me exijo por ello, puedo aceptar lo que soy y lo que hay sin reprocharme por ello.
En el hacer hay una obligación y una aceptación a ser, hay mucha exigencia a ser algo que no soy, es entonces que no vale solo por el ser pues hay que hacer algo para poder ser y es entonces cuando aparece el sufrimiento.
Yo soy un gran conocedor de la auto-exigencia pues la he sentido en mis propias carnes. Recuerdo muchos momentos en los que no me traté, ni miré bien.
El simple hecho de estar cansado y no poder más, mi mente me decía «no puedes quedarte así» mis introyectos o creencias no me permitían relajarme y dejarme en paz.
La terapia Gestalt es una herramienta magnifica para poder ver cuales son esas creencias que están actuando ahí y poder ver el hecho concreto que no nos permite dejarnos en paz y en calma con nosotros mismos.
Estoy hablando claro está de la propia aceptación de uno mismo y en definitiva de la libertad al poder ser uno mismo y quien eres en definitiva.
Santi Calvo
Terapeuta Gestalt, miembro titular de la Asociación Española de Terapia Gestalt